En esta nueva entrega de “La Pieza Invitada”, el Museo de la Catedral y la Diputación de Badajoz nos trasladan a la Comarca Campiña-Sur.
Llerena, población cercana a Azuaga de donde proviene la obra seleccionada por el Museo de la Catedral de Badajoz, se convirtió en un gran centro artístico durante los siglos XVI y XVII, gracias a los encargos realizados por la Orden de Santiago. Allí trabajó Cristóbal Gutiérrez (1548-1599), uno de los más insignes plateros del siglo XVI en la Baja Extremadura. La calidad de la Custodia de Azuaga, realizada cuando su autor contaba solo con 26 años, muestra con claridad la destreza de este artista.
Se trata de una Custodia de asiento renacentista formada por cuatro cuerpos rematada con la imagen de Cristo Resucitado. Su primer cuerpo forma un sagrario, destinado no a “mostrar” sino a “guardar” la Eucaristía, lo que propiamente se corresponde con el sentido propio de “custodia”.
El rico programa iconográfico nos ofrece, a través de relieves y figuras de bulto, una síntesis de la vida de Jesús, desde su concepción con la Anunciación del ángel a María hasta la Comida los discípulos de Emaús tras la Resurrección, pasando por la Última cena y la Muerte en cruz. A partir del segundo cuerpo de la Custodia se muestra el tiempo de la Iglesia y de la Eucaristía, con las imágenes de los apóstoles, los evangelistas, los padres de la Iglesia latina y algunos de los santos más venerados en la época.
Por parte del Museo de Bellas Artes de Badajoz (MUBA) se muestra una obra de Eduardo Acosta Palop, titulada Sierra de Cazorla. El lienzo, está enraizado en sus características composiciones donde el paisaje tiene un protagonismo fundamental, centrado principalmente en escenas de calles y rincones extremeños o andaluces.
El autor del cuadro es natural de Villagarcía de la Torre (Badajoz), aunque pasa su infancia en Monesterio, localidad a la que llamará su patria chica y a la que estará ligado durante toda su vida. Su formación la recibirá en Sevilla, ciudad donde realizará su carrera pictórica y su actividad docente.
En su plástica encontramos de forma general paisajes con un meditado encuadre, un gran acierto de equilibrio en los volúmenes y una paleta rica en matices. Sus composiciones albergan una gran riqueza cromática, propia de una paleta bien nutrida, que tal y como se puede apreciar en la presente obra, muestra una síntesis de diversas tendencias artísticas.
Custodia de asiento, 1574
Cristóbal Gutiérrez
Plata sobredorada, 106 x 39 cm
Parroquia Nuestra Señora de la Consolación (Azuaga)
Sierra de Cazorla, S/F
Eduardo Acosta Palop
Óleo sobre lienzo, 79 x 95 cm
Museo de Bellas Artes de Badajoz (MUBA)